domingo, 27 de marzo de 2011

Dejemos de ser comunes



"A los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía" Hechos 11:26

Si nos damos cuenta los discipulos fueron llamados cristianos por gente no convertida. Esto genero un pensamiento en mi al leerlo. Nosotros tendemos a decir a todos que somos cristianos pero aunque muchos digan que esta bien, no parece. 

La primera iglesia estaba tan encendida,su trabajo y compromiso era tal que eran Nombrados sin que ellos escojan un nombre. 

Y a la verdad toda acción pública genera un nombre. Cuando vemos a alguien tomado automaticamente lo llamamos borracho o ka'u. Si vemos a alguien disparando a otro lo llamamos asesino, si vemos cocinando a alguien es llamado chef o si vemos a alguien gritando por las calles lo llamamos locos. Y cuando se ve a un cristiano caminando lo llamamos uno mas del monton de personas que son parte de este mundo. 

Es duro pero es la realidad. No tomamos el compromiso de lo que implica ser cristianos.
 Esto es actuar y llevar el Reino a todo rincon de la tierra, es llevar el ejemplo de una vida santa por gracia de Dios. Es en este momento que el Espiritu Santo esta irradiado en nosotros que toca a los perdidos y les revela que somos Cristianos autenticos sin que nosotros digamos algo o demos algun indicio de ellos. Y cuando comenzemos a dar testimonio de lo que somos, Soldados de la Fe, en ese momento nos deben tildar de borrachos, pero borrachos del Espiritu Santo, asesinos del sueño del enemigo, cocineros del Pan de Vida, locos por Jesucristo.

Debemos dejar que el Espiritu actue en nuestras vidas, aprender a ser obedientes a Dios y violentos con las tinieblas, debemos irradiar de nuestra luz a las naciones, de esa luz que nos saco de las tinieblas y que ahora se emite atravez nuestro.

Los desafio a que los llamen Cristianos, porque como jovenes nos gustan los desafios y no nos gusta ser tildados de cobardes, levantemos como los Valientes del Reino de los Cielos, y regocijemonos cuando el infierno tiemble al escuchar nuestros nombres. Hagamonos de renombre en el Cielo, en el infierno como en la tierra, humildes al servicio de Dios ya que por el somos lo que somos y seremos lo que seremos.

¡Atrevete a ser Diferente!

miércoles, 19 de enero de 2011


¿Te sientes indigno de adorar? ¿Has encontrado excusas que te hacen no leer la palabra? Cuantas veces, aun siendo cristianos que hemos dado mucho por el Señor seguimos pecando y de tantas veces de decir que ya no lo haré más y lo seguimos haciendo en la soledad, donde pensamos que nadie nos observa, lo ocultamos de todos pero sabemos luego de hacerlo que Dios nos observa y ahí decaemos. Sentimos esa culpa que nos lleva, nos envuelve, ese sentimiento que nos muestra la basura que somos y no merecemos adorarle ni un segundo a nuestro Dios Todopoderoso. Y tomamos la decisión de no hacerlo porque Él no nos escuchará debido a la inmensa cantidad de veces que le hemos fallado.

Dejenme decirles que son en esos momentos de soledad espiritual, en la cual lo sentimos a Dios alejado, son los momentos que por mas que no lo sintamos o creamos que sea el mejor momento, es cuando debemos Adorarlo. No importa si no tenemos una buena voz o no hay una sinfonia acompañando, es con las lagrimas, con las voz entrecortada y sufrida, con el corazón hecho añiscos de la culpa o el dolor, son estos momentos que realmente adoramos en espíritu y en verdad humillados por nuestras faltas y pecados.

Es cuando decidimos levantarnos de la cama, aun sintiendo que será un mal día ya que en nuestro carne esta ese deseo de fallar y la debilidad que recorre nuestra alma, que fallamos y somos atrapados en el acto y llevados a juicio directo por reincidencia, sentenciados a muerte. Vamos caminando por los pasillos siendo abofeteados, con latigos que nos hacen sangrar, llevando esa cruz en las espaldas, cosechando los castigos de las faltas que sembramos, en ese momento vemos lo merecedores que somos de la muerte.

Realmente nos damos cuenta ahí, que somos indignos de adorarle, pero Él es digno de toda adoración, y nos creó para hacerlo, y que mejor momento que cuando nos humillamos, cuando aceptamos que somos inmerecedores de su amor y su perdón, es cuando más te escucha y Sonríe.

Adorémosle ese momento hagamos inaudible la voz del ladrón que maldice al inocente que fue crucificado a nuestro lado, a ese que tomo el lugar de un ladrón y asesino llamado Barrabás. Durante esta adoración es que no aguantamos al otro asesino de la vida que maldiga a ese pobre Hombre, al justo tomado como injusto. En ese momento vas oír su voz debilitada por la presión que tiene en los pulmones que te dice – Te veo más tarde en el paraíso-.

En ese momento la paz te llega, el perdón se hace presente pero no lo hace por tus actos que te hacen merecedores sino por Su Gracia. La misma gracia que olvido el pecado de David cuando este se humillo y entrego su corazón dolido, entrego su reino por no perder su intimidad con Dios. Es por eso que él Señor nos llama a pasar por la cruz, para aceptar nuestra culpa y su inocencia y así el puede derramar de Su Gracia sobre nosotros.

Y cuando hablamos de Gracia, allí se encuentra también la verdad, ya que aceptamos ante el público que somos pecadores, el valor cuando aun el miedo a como dejará tu imagen este ahí, la fortaleza para enfrentarnos a todos para defender a aquel que es inocente aun cuando la muerte nos esta llevando. La humildad cuando reconocemos que somos indignos de adorarle.

La Gracia de Dios solo se muestra cuando nuestra alma pasa por el desierto y aun estando todo perdido aceptamos el pensamiento de adorarlo aunque parezca que no tenga sentido, sin dudar adóralo que serás recompensado con un pasaje sin retorno al Cielo.

Dios anhela de adoradores que lo hagan en la felicidad como en la tristeza, en la salud como en la enfermedad, en la abundancia como en la escasez, para Él la adoración es una decisión de tomar votos, es un pacto, el cual debemos  cumplirlo no importa la circunstancia, porque al cumplir nosotros con el pacto, Él cumplirá aún más con su parte.